¿Enfermedad o trastorno? Pues trastorno, ya lo dice el nombre.
Uno de los mitos más peligrosos que hay alrededor de los TEA es que son una enfermedad, y que tienen cura. De ahí que hay ahí fuera un montón de cretinos y estafadores que venden terapias milagrosas con ozono, con dietas, con jarabes, que van a curar el TEA.
Vamos a dejar una cosa clara: una enfermedad tiene una causa orgánica, es decir, en el cuerpo hay un órgano que no funciona bien. En un trastorno, como es el caso del autismo, todos los órganos están sanos, pero hay alguno que funciona de manera alterada. En este caso, el cerebro.
Otra cosa es el debate licitísimo de si deberíamos decir trastorno o condición, pero ese melón lo abrimos en otro momento.
Esta confusión viene, como todo, del desconocimiento, y del miedo que provoca. De poner un parche y liquidar responsabilidades: que se cure quien lo tenga.
Y es que ojo a la primera definición que da la RAE: repliegue patólogico… Teniendo en cuenta, además, que la propia RAE recoge bajo la entrada patológico “parte de la medicina que estudia las enfermedades.”
Podría no dignificar semejante sandez con una respuesta, pero lo voy a hacer, porque la única cura que hace falta aquí es la de la desinformación, y para eso, tenemos que hablar mucho de autismo.
Así que vamos a dejarnos de curas
No necesitamos una cura para los TEA. Necesitamos apoyos. Necesitamos que la sociedad normalice el trastorno y se pongan en marcha soluciones para hacer los entornos accesibles y amigables, para no juzgar ni señalar con el dedo, para que entendamos de una vez por todas, que vivir en amor y compañía nos aporta a todas y a todos. Nos hace mejores. Tengamos, o no tengamos un trastorno del espectro autista.
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