Hay una cosa que se llama Convención Sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Sirve, en sus palabras, para esto:

El propósito de la presente Convención es promover, proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales por todas las personas con discapacidad, y promover el respeto de su dignidad inherente. Las personas con discapacidad incluyen a aquellas que tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás.

El artículo 30 está dedicado a la participación de las personas con discapacidad en la vida cultural, el ocio y el deporte. Mi artículo de cabecera. Ahí se reconoce su derecho, (sí, derecho una palabra gruesa) a participar, en igualdad de condiciones con las demás, en la vida cultural. También dice que los firmantes (entre los que está España) tomarán las medidas necesarias para asgurar que tengan acceso a la cultura en un formato accesible:

– Tengan acceso a lugares como teatros, museos, cines, bibliotecas, servicios turísticos…

¿Esto da, o no da para llenarse la boca? Porque suena de maravilla. Aseguran que tienen acceso a los servicios de ocio. Pues que se pongan en las puertas de los cines, de los teatros, de los conciertos, de los museos, y miren un poco alrededor, a ver si hay, o no hay, gente con TEA participando del ocio cultural normalizado.

Nos aseguran que tienen acceso, pero no lo tienen.

Empecemos por el cine.

En España solamente hay un cine en el que se tengan en cuenta las necesidades de apoyos, sensoriales y cognitivos, de las personas con TEA. Los Cines Zoco Majadahonda, que programan una sesión mensual. Así que el acceso a cines, desde luego no está asegurado.

Y sigamos por los museos.

Aquí casi podríamos nombrar con nombres y apellidos las inciativas que se hacen, y se han hecho. Hay un estudio que se hizo en Galicia sobre La accesibilidad de los museos: visiones y perspectivas, que contempla no sólo la accesibilidad física, visual y auditiva, sino también la cognitiva. Y en alguna de las entrevistas que han hecho al equipo se lee un dramático:

hay barreras que es demasiado costoso derribar.

Que yo conozca, hay alguna iniciativa puntual en el Museo del Prado, y una guía más o menos adaptada. El Thyssen siempre tiene alguna actividad dentro de su programa educaThyssen, como el Codo con codo, (pero es que el departamento de educación del Thyssen se merece un premio). En el Museo ICO han hecho alguna actividad, y ahora participa con Empower Parents. Pero en todos los casos se trata de actividades dirigidas por profesionales de la discapacidad que median entre los museos y las familias. ¿Por qué? Pues porque no es cierto que las personas con TEA tengan asegurado el acceso a los museos.

¿Vosotros sabéis de más? Porque yo, sinceramente, poca cosa…

Pues, lo dicho, que ya iría bastando de escurrir el bulto. 

 

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